Huehuetlatolli por Melisa Alexandra
De hermana a hermano menor
Querido hermano, querida pluma de quetzal que vuela con el viento, escucha lo que quiero decirte, lo que quiero contarte pues mi intención no es la de frenarte; hermano mío, pequeño párvulo de mi sangre, aprecia mis palabras como has de apreciar las de nuestros padres y abuelos, aprecia estas palabras que son el tiempo y corazón mismos de nuestros ancestros.
Acepta el regalo que es la palabra y el castigo que es la inmensidad de ésta, recoge la fruta que el árbol más viejo te pueda dar porque puede ser poco dulce, pero es la verdad, es la honestidad con la que te hablaremos del bien y del mal, no aceptes estas palabras como la única realidad, pero guárdalas y úsalas para caminar.
Mi pequeño, mi colibrí, mi muchacho, funde tu camino, no vivas por alguien más, no te conviertas en alguien más y recuerda que las cargas de tus ancestros no te pertenecen, nuestro padre y nuestra madre apoyos serán, pero si con sus palabras en un lastre ellos se convierten debes marchar y no mirar atrás.
Se prudente, no permitas que te conozcan por tu impaciencia, mesura tus palabras, deja que tus pensamientos lleguen al sol y maduren como el maíz hasta que estos sean dulces y capaces de nutrir; no manches tu corazón con acciones que dañen a los demás, no juzgues a los demás por acciones que no eres capaz de entender, marcha como el Jaguar que une el cielo y la tierra fundiendo tu moral con tu humanidad.
Escoge a las personas como al grano del maíz porque recuerda que de las semillas nacerán raíces y estas darán frutos, siémbralas cerca del agua clara, debajo del sol y aléjate de las plagas, no permitas que están te invadan, protege tus cosechas y no permitas que los lobos entren.
Futuro Jaguar, mi rayo de sol, querido muchacho que fuiste niño y serás hombre, no te apresures, la madurez llegará, permite que el día y la noche te acompañen y el sol y la luna te guíen por que ellos viven antes y después de nosotros, de ellos venimos y en ellos terminaremos, no te adelantes y no te atrases porque el cielo marca el paso. Mi querido muchacho convierte en lo que el sol a destinado, escucha siempre a tus padres y madres, pero confía en tu alma pues la vetustez es sabia pero está marchita y tu corazón debe medrar con la primavera.